Ranking de las empresas con mayor capitalización del índice S&P 500

En está entrada del blog se muestra la capitalización de las 35 compañías más grandes del S&P 500. Los datos son del 23 de julio de 2018. En el cuadro adjunto aparece la abreviatura y el nombre de la empresa, el precio de la acción, la capitalización en billones de dólares (billones americanos, miles de millones europeos) el 23/7/2018 y 3 años antes (23/7/2015), el cambio del valor en estos tres años (billones americanos, miles de millones europeos) y la tasa de variación del valor de la capitalización (en %).

Fuente: Bespoke

 

Hay cuatro empresas que encabezan el ranking y que registran una capitalización en la bolsa de más de 800.000 millones de dólares: Apple (AAPL) encabeza la lista con una capitalización de 933.000 millones, seguido por Amazon (AMZN) con 873.000 millones, por Alphabet (GOOGL) con 830.000 millones y Microsoft (MSFT) con 826.000 millones.

Las cinco compañías más grandes están relacionadas con la tecnología, mientras que las empresas de la sexta a la decimocuarta posición no son tecnológicas.

Las siete compañías más grandes han registrado un aumento de sus capitalizaciones de mercado de al menos un 30% en los últimos 3 años. Encabeza el aumento de capitalización la tecnológica NVIDIA (NVDA) con un aumento del 1318%, y a mucha distancia le siguen Amazon (AMZN) con un aumento del 288,9% y Netflix (NFLX) con un aumento del 236%.

Por último destacar la posición en el ranking del banco JP Morgan (JPM) que ocupa tan sólo el séptimo lugar y ha visto su capitalización de mercado subir un 48% de 257.500 millones hasta 383.000 millones. Hace tres años, con una capitalización de mercado de 383.000 millones se habría clasificado como la tercera compañía más grande de EE.UU.

¿Está sobrevalorado el índice S&P 500 de la bolsa de Nueva York?

La ratio P/E o PER (del inglés, Price to Earnings Ratio, o la relación entre el precio o valor y los beneficios), mide cual número de veces el beneficio neto anual de una empresa determinada se encuentra incluido en el precio de una acción de ésta. La ratio PER se calcula dividiendo la capitalización bursátil de la empresa y su beneficio neto:

PER = Capitalización bursátil / Beneficio Neto

Como la capitalización bursátil es igual al precio por acción multiplicado por el número de acciones y el beneficio neto es igual al beneficio por acción multiplicado por el número de acciones, el PER también se puede aproximar por:

PER= Precio por acción / Beneficio Neto por acción

Por ejemplo, si la empresa cotiza a 26 dólares y el beneficio neto anual por acción es de 2,60 dólares, su PER sería de 10 (26/2,60).

La interpretación económica del valor que alcanza en un momento determinado la ratio P/E de una empresa que cotiza en bolsa (o de un índice bursátil) es bastante simple. Si una empresa (o un índice bursátil) tiene una ratio P/E elevada puede significar que las expectativas del valor son favorables y están anticipando un crecimiento de los beneficios en el futuro. Aunque también puede indicar que el precio de la acción (o del índice bursátil) está sobrevalorado y, por tanto, que resulte improbable que su cotización (o valor) siga subiendo en el futuro. Por el contrario, si una empresa (o un índice bursátil) tiene una ratio P/E baja puede indicar que la acción (o el índice bursátil) está infravalorada y que su cotización (o valor) puede aumentar a corto plazo.

No obstante, el PER tiene algunos inconvenientes. Por un lado, su utilización es más que dudosa para las empresas de sectores muy dependientes del ciclo económico cuando nos encontremos en la parte alta del ciclo. Los sectores cíclicos más típicos son las aerolíneas, los fabricantes de automóviles, las acerías, las papeleras, y las empresas relacionadas con las materias primas en general. Por ejemplo, una empresa puede tener un PER 10 en lo alto del ciclo económico y parecer “barata”, pero si la economía entra en recesión y esto le provoca una reducción de beneficios del 50%, el PER se duplicará hasta 20, convirtiéndose en una empresa “cara”. Por otro lado, el beneficio neto puede estar sesgado por la operativa contable de la empresa. Por ejemplo, las amortizaciones o las depreciaciones pueden hacer que el beneficio neto sea mayor o menor en base a la política de la empresa.

Para resolver alguno de los inconvenientes del PER para valorar a una empresa que cotiza en bolsa (o un índice bursátil), el catedrático de finanzas de la Universidad de Yale y premio Nobel de Economía, Robert Shiller, propuso una nueva ratio: el PER ajustado cíclicamente o CAPE (Cyclically Adjusted Price-Earnings, por sus siglas en inglés), conocido también como el Shiller PE Ratio o el PE/10.

El CAPE se obtiene por el cociente del precio por acción actual (o del índice bursátil) y el promedio de 10 años de los beneficios ajustados por la tasa de inflación. En definitiva, el CAPE es un indicador más preciso que el PER clásico, ya que elimina las fluctuaciones de la ratio provocadas por la variación de los márgenes de beneficio durante los ciclos económicos.

En el gráfico adjunto, se muestra la evolución histórica del CAPE del índice S&P 500 de la Bolsa de Nueva York para el periodo 1881-2014 (último dato disponible: 8 de diciembre de 2014).

Si utilizamos como ratio de valoración de la Bolsa de Nueva York el CAPE del S&P 500, vemos como el nivel actual se encuentra en 27,03, un 57,2% más alto que su media histórica de 16,61 desde 1881. [1] [2]

En definitiva, podríamos concluir que el mercado de valores de EE.UU. está sobrevalorado respecto a su media histórica.

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[1] La media del PER clásico para el S&P 500 es de 15,5 desde 1871.

[2] Valor mínimo del CAPE del S&P 500: 4,78, diciembre de 1920. Valor máximo del CAPE del S&P 500: 44,20, diciembre de 1999. Mediana del CAPE del S&P 500: 15,97.

El índice Nasdaq alcanza los niveles récord de 2000: ¿nueva burbuja tecnológica en el horizonte?

Una burbuja especulativa es un fenómeno económico que consiste en un aumento desproporcionado del precio de algún activo, de forma que dicho precio se desvía sustancialmente de su valor teórico. Esta situación aparece como consecuencia de la especulación, de ahí el nombre de burbuja especulativa, y se mantiene hasta que finaliza la euforia y se produce un cambio en las expectativas de los inversores, que pierden la confianza en el mercado. La pérdida de confianza en el valor genera un período de pánico financiero en el que los inversores se apresuran a vender el activo con el objetivo de minimizar sus pérdidas o de obtener beneficios, provocando con su actitud una caída repentina y brusca de los precios del objeto de la especulación, que en determinadas circunstancias puede ocasionar un crack bursátil que produce una enorme caída de la riqueza financiera, e incluso una recesión económica.

La llamada burbuja «puntocom» fue una burbuja especulativa tecnológica que se generó entre 1995 y 2000 en el mercado de valores tecnológicos de EEUU, representado por el índice Nasdaq composite de Nueva York, donde las empresas tecnológicas, de telecomunicaciones y de internet (llamadas «puntocom») vieron incrementado rápidamente el valor de su acciones. La salida a Bolsa de Netscape (compañía que ofrecía un navegador con el mismo nombre) en 1995, marcó el inicio de esta burbuja. Desde entonces y hasta el año 2000, se produjo una avalancha de operaciones en el sector «online», en su mayoría fruto de la especulación.

En concreto, la burbuja especulativa tecnológica se sustento en promesas de grandes ganancias con baja inversión, fácil disponibilidad de capitales de riesgo, y nuevas empresas que ya no utilizaban los modelos de negocios y de organización tradicionales. Por ejemplo, estas empresas veían crecer de una manera desmesurada el número de sus clientes, a pesar de que tenían enormes pérdidas anuales o escasos beneficios.

La cima de la burbuja se alcanzó el 10 de marzo de 2000, cuando el mercado de empresas tecnológicas que formaban parte del índice Nasdaq composite llegó al punto máximo de 5048,62 puntos. El nivel de especulación era tan alto, que el valor de las empresas subía simplemente por tener en su nombre una «e-» (de «electronic») como prefijo o un «.com» como sufijo.

Entre el 10 de marzo de 2000 y el 30 de septiembre de 2002, el índice Nasdaq composite de Nueva York perdió el 76,8% de su valor, al pasar de 5048,62 a 1172,06 puntos. La burbuja especulativa se pincho y provoco la crisis de las «puntocom», una fuerte caída del valor bursátil de las empresas y las posteriores quiebras, fusiones y adquisiciones. Algunos estudios estiman que en el periodo 2000-2003 desaparecieron casi cinco mil compañías de internet por quiebra, fusión o adquisición.

No obstante, pese a la gran caída de sus acciones en el mercado de valores, muchas de estas empresas sobrevivieron, incluso utilizando estos nuevos tipos de negocios que habían hecho quebrar a muchas otras.

En el siguiente gráfico se representa la evolución temporal histórica de los índices Nasdaq:

– El índice Nasdaq composite es un índice bursátil de Estados Unidos, que refleja la evolución de aproximadamente las 3.000 empresas nacionales y extranjeras con mayor capitalización que cotizan en el Nasdaq Stock Market. Toma el valor 100 el 5 de febrero de 1971. Entre las empresas que forman parte de este índice, se encuentran algunas como, por ejemplo, Apple, Amazon, Microsoft, Cisco, Dell, Intel Corporation, Google, Oracle, Yahoo y Elizabeth Arden.

– El índice Nasdaq 100 es un índice bursátil de Estados Unidos, que refleja la evolución de las 100 empresas nacionales y extranjeras con mayor capitalización bursátil que cotizan en el mercado electrónico del Nasdaq (Nasdaq Stock Market). Toma el valor 100 el 2 de enero de 1986. Se incluyen dentro de este índice, empresas de telecomunicaciones, venta al comercio al por mayor y al por menor, empresas de hardware y software y de biotecnología, siempre y cuando formen parte del Nasdaq Stock Market.

Los mercados financieros viven en la actualidad con un miedo latente a que se haya desencadenado una nueva burbuja tecnológica y que esta pueda pinchar como en el año 2000. Una prueba que se introduce en este debate son los niveles récord que alcanzan los índices Nasdaq.

Como se puede ver en el gráfico, los últimos datos del 8 de diciembre de 2014 sitúan al índice Nasdaq composite y al índice Nasdaq 100 a un 6% y 6,7% de alcanzar los récord históricos del 10 de marzo de 2000, fecha de inicio del pinchazo de la burbuja tecnológica «puntocom» del 2000.

En este contexto, en la prensa estadounidense y en los círculos financieros de Wall Street ha vuelto a aparecer la temida palabra burbuja financiera tecnológica. Parte de los analistas se cuestiona ya si las empresas tecnológicas están sobrevaloradas, tal y como sucedió en el año 2000. Sin embargo, los analistas más optimistas señalan que la naturaleza y el comportamiento de las compañías tecnológicas incluidas en los índices Nasdaq ha cambiado desde el año 2000. En aquella burbuja tecnológica, las empresas eran valoradas por los mercados sin contar con un recorrido previo y las altas valoraciones de sus acciones se sustestaban en función del éxito futuro potencial. Los inversores formaban sus expectativas en función del futuro y en lo intangible. En la actualidad, las empresas tecnológicas tienen que demostrar que son capaces de generar beneficios y que tienen un proyecto solvente para obtener el apoyo de los inversores.

La tasa de rendimiento real de la Bolsa de EE.UU.: el horizonte temporal de la inversión importa (o como de corto es el largo plazo)

Una de las preguntas de carácter económico mas repetidas por mis alumnos, amigos y familiares se refiere al periodo que se debe mantener las acciones sin vender para obtener la mayor rentabilidad posible. En esta entrada del Blog voy a intentar contestar de manera sencilla a está cuestión utilizando para tal fin unos gráficos.

En los cuatro gráficos adjuntos (hacer clic sobre los mismos para verlos más grandes) se representa la evolución temporal desde enero de 1871 a marzo de 2011 de dos series proporcionadas por el catedrático de Economía de Yale University, Robert Shiller:
  • El índice S&P 500 de la Bolsa de New York corregida por la tasa de inflación.
  • y como aproximación al rendimiento (en %) de la inversión en este índice se utiliza la tasa de rendimiento real anualizada del índice suponiendo la reinversión de los dividendos obtenidos y corregida por la tasa de inflación para diferentes horizontes temporales de la inversión. No se incluye en el rendimiento ni las comisiones ni otros gastos de gestión de la cartera de valores.

Para contestar a la cuestión central de la Entrada se ha calculado este rendimiento real de las acciones para un horizonte temporal de 5, 10, 20 y 30 años. A título de ejemplo, si nos centramos en el primer gráfico (horizonte temporal de 5 años), el último punto nos muestra que la rentabilidad real anualizada de las acciones en marzo de 2011 que se hayan mantenido en cartera 5 años (suponiendo que se han reinvertido nuevamente en acciones  los dividendos obtenidos) fue del +0,16%. Pero si este mismo cálculo se hace para marzo de 2009 la respuesta hubiera sido un rendimiento real anualizado del -8,12%. Por último, si nos hubiéramos planteado la cuestión hace diez años -en septiembre de 2000- la tasa de rendimiento real anualizada en cinco años hubiera sido nada menos que del +25,05%.

De la observación conjunta de los cuatro gráficos se pueden obtener varias conclusiones útiles para el potencial inversor en Bolsa.

Por un lado, cuanto más ampliamos el horizonte temporal de la inversión (mantenemos más tiempo la cartera de acciones del índice S&P 500) la serie de la rentabilidad anualizada real es menos volátil, en otras palabras, presenta rentabilidades mínimas más altas y rentabilidades máximas más bajas. Por otro lado, también la ampliación del horizonte temporal de la inversión aumenta la probabilidad de obtener rentabilidades reales positivas y disminuye la probabilidad de obtener rentabilidades reales negativas. De este modo, la volatilidad es claramente menor con un horizonte temporal de 30 años. Pero incluso para una inversión que ha permanecido en cartera nada menos que tres décadas, el rendimiento real anualizado osciló entre un mínimo del +1,91 y un máximo del +11.16%, aunque siempre en cotas positivas (ya descontada la inflación).

En definitiva, en el caso de las acciones el horizonte temporal de la inversión importa, y el largo plazo óptimo es de «muy largo plazo» (30 años).

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